"Es un paso más en la lucha contra la enfermedad", ha señalado en declaraciones a los periodistas el doctor Cacabelos.
La vacuna, EE-AD-SP1 testada en ratones transgénicos, permite interceptar el proceso de muerte cerebral -iniciado una vez alcanzada la madurez cerebral a los treinta años- evitando que la enfermedad se reproduzca en la vejez.
Asimismo, ha demostrado su eficacia para reducir los rasgos patogénicos de la enfermedad en animales que manifestaban signos de degeneración cerebral.
La vacuna, que se administraría en tandas, introduce un nuevo inmunógeno-adyudante que favorece la generación de anticuerpos contra las placas neuríticas donde se acumula la proteína bet-amiloide que daña el cerebro de los pacientes de Alzheimer.
Las características del fármaco, encapsulado en liposomas ricos en esfingosina-1-fosfato que contribuyen a la regeneración neuronal, evita además las hemorragias intracreaneales y efectos secundarios de otros medicamentos contra el alzheimer.
Esta doble vertiente, terapéutica y preventiva, convierte a esta vacuna en una nueva herramienta en la lucha contra la enfermedad que podría beneficiar tanto a las personas con alto riesgo de desarrollar la enfermedad como a las que ya lo han hecho.
Tras ser admitida por la Oficina de Patentes de Estados Unidos, la vacuna será desarrollada clínicamente en el extranjero, previsiblemente en Estados Unidos.
"Europa es lenta en el desarrollo farmacéutico", ha afirmado Cacabelos.
La estimación del grupo Euroespes, que a lo largo de sus veinte años de trabajo ha participado activamente en el desarrollo de tres de los cinco fármacos que actualmente se utilizan para combatir la enfermedad, es que la vacuna pueda estar lista en un periodo de entre 6 y 8 años, con un coste que todavía se desconoce.
"Todo depende de los tiempos de la burocracia", ha precisado Cacabelos.
Actualmente el Alzheimer es, junto a la demencia vascular, el tercer problema de salud en el mundo y la quinta causa de muerte en mayores de 65 años en Estados Unidos.
De hecho, en la Unión Europea los costes por demencia suponen a los contribuyentes unos 160.000 millones de euros, con un coste medio por paciente de 22.000 euros anuales.
"Por cada año que retrasemos la aparición de la enfermedad reduciremos la prevalencia en un 30 por ciento", ha explicado Cacabelos.
Por ello, el desarrollo de una vacuna como ésta permitiría mejorar las condiciones de vida de la población y reducir el coste sanitario de la enfermedad entre un 20 y un 30 por ciento en 5 años.EFE
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